Hay impulsos incontrolables que no se pueden explicar. Hay un gusanillo que nos hace hacer cosas sin intención. Nunca sabes cuando va a pasar, que forma va a tomar, ni en que se va a materializar. Es algo que hacemos sin más.
Así es como, después de días y días ilustrando en plan digital, de golpe pillo el lápiz y venga a dibujar. Por que no hay nada mejor que pillar una horrible factura de teléfono que no quieres ni mirar, darle la vuelta y convertirla en algo que por el momento a la basura no irá a parar....
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